Soy Ximena Ibarra Santacruz, lideresa indígena mexicana, originaria del estado de Tlaxcala, a los 14 años tuve que migrar a la Ciudad de México, dejé todo lo conocido para ir en busca de un mundo en donde otras vidas fueran posibles, en donde ser mamá o artesana del pan de fiesta no fueran mi único destino. Tengo 20 años y soy estudiante de artes escénicas en la UNAM y becaria del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad. 
 

Soy coordinadora general del proyecto “Ollinca: empoderamiento, ciencia y cultura” un programa que nace de la culpa de saber que la vida me estaba dando grandes oportunidades que muchas mujeres de mi tierra no tenían, de nada me servían mis conocimientos y aptitudes si no los ponía al servicio de lxs demás. El proyecto ha logrado empoderar a mujeres de Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador y de los 32 estados de México. 

 
En agosto de 2021 se llevó a cabo el proceso electoral federal en México, y fue entonces cuando conocí de frente a la misoginia y la violencia política de género, además de sufrir violaciones a mi integridad y privacidad, debido a que mi madre tomó la valiente decisión de ser la única mujer la elección de mi municipio, fuimos hostigadas hasta el fin de la contienda. Ser audaz y diferente, genera odio y resentimiento en los demás. Causó tanto miedo que mi mamá fuera inquebrantable que arremetieron con lo único que le podía doler: su hija. Me sentí perseguida y observada en el mercado, en la tienda, al salir de casa; lloré con profunda impotencia cuando un golpeador y un cómplice de violación resultaron electos, ahí me di cuenta que no era yo el problema, era el sistema patriarcal y quienes lo perpetúan. Hoy puedo contar algo que muy pocas jóvenes en el mundo pueden decir, la primera vez que ejercí mi derecho al voto, pude votar por mi mamá, algo histórico que sin duda ha roto 74 años de techos de cristal en México desde el sufragio femenino en México. Es el resultado de la reivindicación de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo.  

 
En retrospectiva, admiro mi valentía y autodeterminación, tomando como referente a dos lideresas indígenas: Eufrosina Cruz y Martha Sánchez Néstor.