Mi nombre es Mariana, tengo 25 años, soy de Lima Norte- Perú. Soy psicóloga comunitaria e investigadora social. Me caracterizo por ser comprometida y resiliente, esto me ha llevado a tener constancia en mis luchas y tratar de no darme por vencida en situaciones críticas.
He buscado ser parte de espacios de lucha social que se guían bajo principios feministas, antirracistas y en contra de la lgbtiqafobia. Esto me ha llevado a conocer historias en contextos rurales y urbanos que han sido un impulso para recopilar evidencia que sirva para promover cambios y construir proyectos sociales con enfoque comunitario. Precisamente, estar en contextos de desigualdad despertó una chispa combativa que me ayudó a ver el mundo en diferentes perspectivas.
En el 2020, fundé, con 4 psicólogas más, el colectivo Voces Violeta, que tiene la misión de prevenir la violencia de género desde una perspectiva de salud mental comunitaria. Nuestras acciones son una apuesta por combatir la violencia a partir de sus expresiones más invisibles y fortalecer el empoderamiento de mujeres y disidencias. Tanto a nivel de colectivo como personal, las causas por las que lucho se enmarcan en los derechos sexuales y reproductivos, como el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y la educación sexual integral; lucho porque los espacios que genero sean seguros y levanto mi voz para que se respeten los derechos humanos en mi país, como el derecho a la protesta y a vivir libre de violencia.
Las mujeres que me inspiran son todas ellas que luchan en las calles en busca de un Perú seguro y democrático que ponga al centro las necesidades las comunidades. Las mujeres de mi familia también me inspiran porque por generaciones allanaron el camino para que yo, hija de migrantes andino-amazónicos, pueda estudiar y tener mejores oportunidades. He aprendido en mi activismo que la mejor forma de perseverar es sosteniéndonos colectivamente y a través de la ternura.