Nació en Toco, una oficina salitrera cercana a Tocopilla, el 26 de julio de 1925, años después la familia se muda a la Población Bulnes en Renca, Santiago. Desde joven fue activa en la política, comenzó a militar a sus 17 años en el Partido Comunista hasta el año 2002.

Ana fue madre, esposa, abuela y suegra de detenidos desaparecidos. El 19 de abril de 1976 fueron detenidos sus hijos Luis Emilio y Manuel Guillermo junto a su nuera Nalvia Rosa Mena Alvarado, quien estaba embarazada de cuatro meses y, el 30 de abril de ese mismo año, su esposo Manuel Segundo Recabarren Rojas fue detenido.

Tras la desaparición de sus familiares, Ana se une a la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos (AFDD), participó de la primera huelga de hambre de familiares detenidos desaparecidos en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Junto a Gabriela Bravo y Ulda Ortiz recorrió Europa y Norteamérica acudiendo a la ONU, OEA, Cruz Roja, Comisión Internacional de Juristas, el Vaticano, el Consejo de Iglesias de Nueva York, Amnistía Internacional, universidades y medios de comunicación, portando siempre la imagen de sus familiares desaparecidos.

En 1977 viajó a Nueva York junto a Gabriela Bravo para denunciar ante la ONU las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en Chile, pero se les prohibió el reingreso al país “por realizar actividades contrarias a los intereses de la nación”. La prohibición duró hasta febrero de 1978, donde fue aceptada una reconsideración permitiéndoles la vuelta al país.

El día 26 de octubre de 2018 fallece a los 93 años, sumando más de 45 años de lucha, una vida entera buscando a sus seres queridos. Ana se fue sin conocer nunca su paradero. A pesar de ello, su inagotable lucha la convirtió en un ícono y emblema de la incansable lucha por la verdad, justicia y el respeto a los derechos humanos.